Proceso de selección

Principios de octubre, una mañana de domingo como cualquier otra…

12.30. Mi padre acaba de volver de comprar el periódico. Yo estoy viendo vídeos en youtube  haciendo un trabajo en el ordenador.

-Silvia, hoy viene un anuncio de las becas de la Fundación Amancio Ortega en el periódico, al parecer han ampliado las plazas. Deberías echarle un vistazo a la página web.

-¿Las de Amancio? Ni de broma, esas son a nivel nacional e imposibles de conseguir.

Pues sí, aunque parezca mentira, esta fue mi primera reacción. Tanta motivación no, por favor.

Lo cierto es que yo ya conocía estas becas desde hacía tiempo. Llevaba varios años esperando para poder presentarme a las becas High School, 75 becas otorgadas por la fundación Barrié en colaboración con la FAO a estudiantes gallegos para cursar 1º de bachillerato en Estados Unidos.
Hace más o menos un año, descubrí, no sé como, blogs de becados gallegos y fue el descubrimiento de mi vida. A raíz de estos, conocí las becas de la FAO, de cuya existencia no tenía ni la más remota idea.
Pero yo no tenía ningún interés en informarme sobre las becas de Amancio, ya que en Galicia teníamos unas con las mismas características y, al estar restringidas a nivel gallego, eran mucho más fáciles de conseguir (o eso pensaba).
Seguí viendo vídeos haciendo mi súper trabajo (no recuerdo ya ni de qué iba) y, en un momento dado, decidí ir a la página web de las becas High School para ver si se había abierto ya el plazo de inscripción. Nada. Tenía el presentimiento de que algo iba mal, era raro que aún no hubieran dado noticias de la convocatoria de este año.
Entonces me entró curiosidad por las otras becas, así que busqué la página web de la Fundación Amancio Ortega.
Ahí estaba. Becas dirigidas a estudiantes de 4° de la ESO, el plazo de inscripción se cerrará el nosecuantos de noviembre, blablabla…
Bajé un poco más y encontré un mapa de España en color gris en el que Galicia estaba destacada en color rojo. Espera… ¿qué? ¿Por qué Galicia está en rojo? ¿Acaso sabe el ordenador que soy gallega?
Leí un poco más abajo y encontré un párrafo que explicaba el reparto territorial de las becas: 500 becas para toda España (¿500? Ala, Amancio, como te portas), mitad para EE.UU y mitad para Canadá. De esas 500 becas, 80 estaban reservadas para Galicia OLEEEEE, de las cuales la mitad eran para EE.UU y mitad para Canadá.
Oh là là, esto si que era nuevo.
80 para Galicia y 420 para el resto de España… Oh no. No no no. Eso significaba que, muy posiblemente, mis queridas becas High School ya no existían.
Así que tuve que cambiar el chip rápidamente. Becas FAO ¡allá voy!
Rellené el formulario (entre otras cosas, había que responder a un montón de preguntas sobre lo que hacías en tu tiempo libre, tus asignaturas favoritas, cómo colaborabas en casa, qué te gustaría hacer en el futuro… Tip para futuros becadxs: aunque parezcan una tontería, estas preguntas son súper importantes, así que respondedlas sinceramente y sacando lo mejor de vosotrxs mismxs), hice todo el papeleo necesario y mandé la solicitud.

Viernes, 20 de noviembre

Día de la prueba escrita en inglés. Tengo que estar a las 15.15 en Santiago, así que tendría que faltar a última hora. Tendría, si. Resulta que justo hoy mi instituto organiza el Magosto, que se celebra en el monte, así que puedo faltar a clase sin problema ninguno. Salimos hacia la capital sobre la 1. Me acompañan mi madre, mi hermana y un compañero del instituto que también se presenta, aunque él ha escogido Canadá como destino.

Llegamos a Santiago un poco antes de las 2. Mientras buscamos un lugar donde comer, nos encontramos con el Hotel NH Peregrino, que es donde se celebra la prueba escrita. Sin pensarlo dos veces, entramos. El vestíbulo es amplio y el comedor, que se encuentra una planta más arriba, es una sala luminosa y agradable. Cuando terminamos de comer, aún falta un cuarto de hora para que se abran las mesas donde hay que entregar toda la documentación. Cada vez estoy más nerviosa. Me fijo en que delante nuestra hay varias niñas con sus padres que también deben de estar aquí por el examen. Para que no me dé un yuyu con tantos nervios relajarme, me pongo los auriculares y abro Spotify. Pongo el nuevo álbum de Justin Bieber, Purpose, que la verdad está bastante bien (aún no le había dado tiempo a hit fm a poner la canción de ‘Sorry’ cinco veces por hora).

Sobre las 15.20, vamos hacia las mesas a entregar los papeles, y no puede haber más gente. Espero en la fila y, cuando llega mi turno, enseño mi DNI y tachan mi nombre en una lista donde están los nombres de los participantes con su destino. Madre mía. Me fijo en que la mayoría ha escogido USA, pero ya me lo esperaba.

La sala del examen está justo en frente, entro y me siento. Es una habitación enorme llena de mesas de dos. Poco a poco, empieza a llegar más gente. Después de cinco minutos entra Xosé, mi compañero del instituto, y se sienta a mi lado. La sala está cada vez más llena. Mientras esperamos a que sean las 16.00, empezamos a hablar con una chica y un chico que están sentados detrás nuestra. Resulta que ambos son de Vigo, como nosotros. Son súper majos y hablar con ellos me relaja.

Y llega la hora de la verdad. Empezamos con un listening y luego tenemos que hacer unos ejercicios de reading. Después de casi una hora, nos dan quince minutos para hacer un ejercicio de writing de la Fundación.

Entrego el examen de las primeras y salgo. Me siento aliviada, como si me hubiera quitado un peso de encima. Giro a la izquierda para bajar las escaleras y me encuentro con una enorme masa de quinceañerxs esperando a entrar al próximo turno.

En ese momento se me cayó el mundo encima. Sabía que mi examen no estaba perfecto pero, aunque tampoco me había salido mal, al ver toda la gente que se presentaba me di cuenta de las poquísimas posibilidades que tenía de ser preseleccionada.

Jueves, 17 de diciembre

Hoy se publican las listas de preselección, y justo en las dos últimas horas de clase tenemos una representación teatral de un grupo de la escuela de arte dramático. 14.05. La obra termina diez minutos antes, así que salimos al patio a esperar a que toque el timbre para irnos a casa. Las listas se publicaban a la una, así que abro el correo rápidamente para ver si me han enviado el enlace para acceder a ellas. Me siento en las gradas y espero a que mi móvil decida activar los datos y funcionar como un teléfono normal recibir algo. Bastante gente de mi curso ha pedido la beca, tanto para Canadá como para Estados Unidos, y están todos como locos entrando en la página web de la Fundación. Tras haber visto toda la gente que se había presentado, me había concienciado de que mi nombre no aparecería en la lista. Solamente pasaban 120… era imposible. Entre todo el ajetreo que se ha montado a mi alrededor, recibo el enlace para descargar las listas. Sinceramente, estaba cagadísima, así que me lo tomé con calma. Mientras tanto, una amiga que había pedido para Canadá ya había descargado su lista correspondiente y ¡había pasado! La felicito, y ella me anima para que apure en ver mi lista. Descarga completa. No puedo, de verdad que no puedo. Me digo a mí misma que bueno, ya está, hasta aquí he llegado, no pasa nada, se presentó muchísima gente… porfavor, viva el optimismo. Abro el archivo y empiezo a bajar la lista, paso la L, llego a la M y veo un DNI que me suena, y ahí esta: MOSQUERA LAGO SILVIA. No puede ser. Suspiro aliviada. Pffffff. De verdad que no puede ser verdad. Vuelvo a echarle un vistazo a la lista, a ver si veo el nombre de alguien conocido. Nada. Madre mía. Medio Vigo había pedido la beca y, que conociese, solo veía mi nombre. Haber sido preseleccionada me alegró el día, la semana y las vacaciones de Navidad.
Ahora tocaba pensar en la entrevista. Era verdad que, estadísticamente hablando, era más difícil pasar la primera fase que la segunda (éramos 120 preseleccionados para 40 becas) pero también era verdad que la fase de la entrevista era mucho más competitiva.

Martes, 12 de enero

Mi entrevista está prevista para las 18.30, pero no recibo la llamada de skype hasta las 19.03. Yuju. Nada mejor que estar media hora mirando a la pantalla del ordenador haciendo nada. ¡Ah! Y muriéndose de nervios. Nada del otro mundo.
Dos chicas me saludan amablemente y me dicen que están teniendo problemas con la conexión, así que quitan la cámara, por lo que, aunque ellas sí que me pueden ver a mí, yo solo puedo escucharlas. Fantástico, será como hablar con la pared. Mi sueño hecho realidad 🙂 Me piden que empiece con mi exposición. Les hablo durante unos 3 minutos de A Pobra do Caramiñal, el lugar donde veraneo. Las chicas, majísimas, me felicitan por mi nivel de inglés y me preguntan por qué quiero la beca. Venga ya, ¿Cómo que por qué quiero irme? ¿Hola? ¿10 meses en EE.UU con todo pagado? ¿Pero vosotras sabéis como están los adolescentes americanos? ¡¡En España no hay de eso!! ¿No habéis visto nunca High School Musical o qué? Les hablo un poquillo del intercambio cultural, de como la experiencia me hará crecer como persona, blablabla… y pasamos a la siguiente pregunta: la comida. La verdad es que me sorprendió bastante que me preguntaran si la comida basura americana me supondría un problema. Claramente, les contesté que para nada, yo como lo que me pongan, y que sino malo será que no me las apañe para hacerme un sandwich con lo que encuentre por ahí (palabras textuales). Pues nas. Después de que les diga que no, que eso de cocinar no es lo mío, pero que no os preocupéis que mi madre no me deja irme sin saber hacer una buena tortilla de patatas, se despiden y cuelgan. 10 minutos. 10 minutos ha durado la entrevista. Me siento bastante contenta con como ha ido, pero no sé si habrá sido suficiente como para conseguir meterme en la lista de seleccionados.

Martes, 26 de enero

13.25. Suena el timbre que anuncia el comienzo de la última hora, y mientras mis compañeros recogen sus cosas para bajar al aula de inglés, yo solo puedo pensar en las listas. Rápidamente, meto los libros en la mochila y voy hacia la puerta de clase. Antes de salir, cojo el móvil. Decir que estaba echa un flan es quedarse corta. Una notificación me indica que tengo un correo de la Fundación. Ashdgsjflfldlñ. Descargo la lista. LA lista. Me hace gracia ver nombres que ya me suenan de la lista de preseleccionados. Felicito a esos afortunados y bajo hacia la segunda página de la lista. NO. ME MUERO. VENGA YA. NO PUEDE SER.
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Casi me caigo de culo al ver mi nombre. Como no podía ser de otra forma, empiezo a llorar. No me lo creo. Salgo al pasillo eufórica. Lloro y río a la vez. Me cruzo con gente que no tiene ni idea de lo que está pasando y, al llegar a las escaleras, me encuentro con la mayoría de mis compañeros de clase. Mi cara lo dice todo.
De verdad que, casi dos meses después, sigo sin creer que me vaya. En serio. No sé si es por que es todo demasiado bonito para ser verdad, o simplemente porque a mi cerebro no le da la gana de asimilarlo. Aunque bueno, también es cierto que entre los grupos de whatsapp de becados (s/o to todos los Amanciers y a mis Galeguiños polo mundo) y los vídeos de Youtube de exchange students es casi imposible no creerse que esto está pasando.
Es una sensación bastante rara, por una parte estoy contenta pero por otra siento como si no me diese cuenta de la magnitud de esta experiencia. Es un poco a lo «Sí, en 5 meses me voy a estudiar un año Estados Unidos, nada del otro mundo saes».
Es algo difícil de explicar, y supongo que hay que vivirlo para entenderlo.

Pues así está siendo mi experiencia de becada hasta ahora, gracias por leerme y ¡hasta la próxima!

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